jueves, 7 de marzo de 2013

Piensa mal y acertarás?

Cuando creíamos que las cosas no podían ir a peor, vino Murphy a recordarnos que todavía quedaba mucho por ver -gracias Murphy-.

Mientas charlábamos alegremente del sábado noche tan ALEGRE (valga la redundancia) que pasamos, fuimos desgraciadamente interrumpidas por una mujer: María. Sabíamos que vendría pues habíamos sido bien informadas. Para hacernos una idea: tenía unas facciones muy masculinas, le faltaba pelo y siempre vestía de negro (creo que podríamos sintetizarlo de esta manera, ya sabes, para no entrar en detalles grotescos). Se inmiscuía en temas que no le interesaban y hacía preguntas indiscretas. No teníamos nada en su contra, pero no nos gustaba, y no porque no supiéramos cual era su sexualidad (que también era un tema que nos alarmaba, para qué engañarnos).

Belén cayó en la tentación y se acercó a saludarle, mientras el resto,asombradas, no dábamos crédito a lo que veíamos. Intentamos seguir el día de la mejor manera: cotilleando. Nos molestaba no poder seguir todas  (ya que Belén había sido secuestrada), pero pudimos retomar el apetito comunicativo y seguir hablando de las últimas situaciones amorosas de cada una. -a pesar del enfado que teníamos por la visita-.

Irene estaba pasando por un momento delicado con Fernando; ya no existía esa chispa de antes. Aún que Irene no pusiera mucho de su parte para que las cosas fueran a mejor entre ellos, Fernando tampoco parecía ayudar demasiado. Solo pensaba en el sexo, y se quejaba por no darle lo suyo. Era un momento en el que debía pensar más en ella misma y no tanto en el resto. Y gracias a esa actitud, sus estudios y las ganas de trabajo iban in crescendo.

Tras comentar un par de cosas rápidas de la vida de Irene (no tan rápidas porque nos estuvieron haciendo esperar 3 horas), decidimos dar por terminado el día -buenas tardes a ti también-. Era lo mejor que podíamos hacer. La verdad, no fue un día muy productivo, para qué engañarnos. El siguiente día venía pisando fuerte; después de todo, mejorarlo no era muy difícil.


miércoles, 6 de marzo de 2013


-No sabéis de lo que me he enterado! No os lo vais a creer! Rosa se ha enrollado con Rafa!

En aquel instante podríamos haber cobrado la entrada a los del bar por ver a los animales del circo; cada cual tenía una mueca diferente ante el asombro de aquella noticia. Irene (la portadora de la noticia) pudo hacer que saliéramos de aquel shock: A mí no me parece tan fea! –dijo-. Bastó esa frase para cambiar del estilo circo al estilo gallinero, pues  aquella algarabía llena de risas no tenía fin. Belén, viendo la situación, optó por salir a fumar un cigarro –queriendo alejarse un poco de la fauna, creo yo-.

Después de la sesión de risoterapia, volvimos a la realidad: hora de ir a clase. 
Encontrarnos con esas caras que veíamos a diario nos daba mucha pereza, pero sabíamos que el día de hoy iba a ser diferente. Semanas atrás nos informaron de un debate en el que teníamos que participar. El día del intercambio de opiniones había llegado. Belén introdujo el tema del debate con elegancia, aunque la gente ya se encargó de quitarle sofisticación a la intervención.

Por fin, la mejor parte del día había llegado: la hora de irse de la universidad. ¿Cómo es posible tener tantas ganas de salir de la universidad? La maravillosa idea de LA UNIVERSIDAD estaba dejando de ser la que era. Realmente, estábamos seguras de no haber salido aun del patio del colegio; casi podíamos encontrarnos en el aula a un profesor bailando al ritmo de La Macarena (sin el casi). La actitud de aquel lugar era un tema angustioso (ja) muy comentado por nosotras desde que empezamos hace 2 años. Había muchas cosas que no entendíamos, y no era por desconocimiento, pero lo mejor era pasar palabra.

Lo más importante hoy era empezar con la planificación de una comida en petit comité. Comida en la que daríamos rienda suelta a todos nuestros fetiches. 

martes, 5 de marzo de 2013


Cuando le pregunté si le gustaba, intentó hacerse la sueca: ¿Quién yo? 

Puede que sus palabras intentaran confundirme, pero su sonrisa era evidente. Belén es la más reservada de nosotras, o tal vez así lo creamos. Puede que de su opinión habitualmente, pero no se hace oír demasiado (o a lo mejor seré yo que hablo muy fuerte y no termino de escuchar a la gente…). Sea cual sea el problema, era la primera vez que sacaba algo en claro sobre sus gustos amorosos. Irene, en cambio, no dudó en responder: Pues si no te gusta a ti, me lo quedo yo! -Ella es más explícita-.

Mientras hacíamos una breve pausa para tomar el café, Tina se acercó sigilosamente. Sabíamos que algo le rondaba por la cabeza, no era normal su actitud. Ella es muy transparente. Normalmente no tiene ningún problema para contarnos sus preocupaciones, pero es divertido hacer de “Rapel” por unos instantes: ¿Qué te pasa? ¿Es Oscar? ¿Os habéis enfadado? O, tal vez, ¿es el examen lo que te preocupa? Mientras nos aventurábamos lanzando preguntas al azar, ella nos miraba con la ceja levantada: ¿Es que no puedo estar aburrida? O ¿cansada? En aquel momento hubo un pequeño silencio que bastó para reflexionar aquella respuesta. Estaba claro: ¿Es Oscar, verdad?

Viendo cual era la situación lo más acertado era cambiar de tema. Para eso no necesitamos ningún momento de reflexión, Belén no tardó en recordarnos que hoy era el día en el que nos daban los resultados del examen de Matemáticas financieras –gracias Belén, creo que la que quiere que cambiemos de tema ahora soy yo-.

Irene hizo fácil que el ambiente mejorara, no tuvo más que decir una palabra: cotilleo. No somos ningunas marujas, simplemente pasamos el rato informándonos sobre la gente de nuestro alrededor. Sabíamos que no era el lugar adecuado, pues las paredes de aquel lugar tenían las orejas más grandes que los de un elefante, o tal vez no existía pared, solo un elefante. Así les llamábamos a esas personas que no hacían más que hacer ruido diciendo tonterías ELEFANTES!: parecían elefantes en una cacharrería.

Ay qué frío! Es lo primero que digo siempre que entro en el coche de Tina. Nos disponíamos a la cafetería más chic de la ciudad cuando en la radio confirmaban la muerte de Chávez, e incluso lo comparaban con Arafat. No estábamos muy puestas en la política de latino América, pero éramos conscientes de que estábamos siendo parte de un acontecimiento histórico importante, al igual que la renuncia del Papa.

Cuando por fin llegábamos al destino percibimos que aquel congelador llamado coche comenzaba a calentarse –gracias coche, un poco tarde pero, igual a la vuelta llegamos a los 5 grados-.

-Helena, Tina! estamos aquí! Eran nuestras queridas amigas que habían llegado unos segundos antes y se habían tomado la libertad de pedir las bebidas por nosotras: Bueno, por fin podremos comentar las últimas jugadas.